Han pasado tres meses de "acción bloguera" desde el día que decidí ponerme a escribir. Me lancé a una piscina sin saber lo que iba a encontrarme debajo, si agua, barro, fango o nada y debo reconocer que fuese lo que fuese en lo que me sumergí conseguí sacar la cabeza sin ahogarme. Ahora estoy a salvo, a flote y domino mi mundo.
Me encanta la faceta de blogger, me gusta la versatilidad, la posibilidad de quedar expuesto y disfruto enormemente de las posibilidades de terapia que me ofrece tener un blog abierto al mundo. Durante estos tres meses, he probado formas de escribir, proveedores para el blog, diseños y tipografías y ahora, si bien no se completamente lo que quiero, si que tengo claro que mantener dos blogs abiertos me requiere demasiado esfuerzo.
Cuando migré mis textos a Wordpress y este espacio quedó libre de contenido decidí reciclarlo, adecuar lo ya existente y abrirme a nuevas formas de expresión, de exponer, ya no mi "yo", sino lo que vivía, veía, disfrutaba y sufría. Pero esto y aquello, son lo mismo, soy yo en ambos sentidos, las dos caras de una moneda. ¿Por qué vivir separados? Como buen Géminis, quizá huyo de mi gemelo, pero estoy condenado a encontrarme. Por lo tanto, y quizá solo de momento, los Ojos de la Salamandra se cerrarán, dormitarán y se reabrirán donde deben, junto a los míos.
Empiezo 2014 con muchos proyectos, con muchas ilusiones y con mucho que decir. Espero que sigas siendo fiel y que me acompañes allá donde vaya. Todos los textos escritos durante este periodo ya están migrados e integrados en mi "verdadero" blog, así que te lo pongo fácil con este link:
Te espero,
La Salamandra